Marbella Arena

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Un auténtico viaje en el tiempo

Los clásicos nunca pasan de moda, y es que al director de La Cestita (Cistellaria), Pepe Quero, no le ha hecho falta disponer de una máquina del tiempo para decirnos que la extrapolación temporal de escenario y personajes es perfecta para enredar la dramaturgia y desenredar la sonrisa.

Con la obra «La comedia de la cestita», y con Plauto, su autor, ejerciendo de actor, todo se confluirá para que el público sepa que la comedia es mucho más que una risa; es uno de los caminos para desconectar en el amplio significado del verbo.

Hemos querido acercar a nuestros usuarios una de las obras clásicas más divertidas. Queremos que este verano, el corazón de Marbella se vista de la antigua Roma y abramos una ventana en el tiempo para disfrutar, junto a grandes actores, de una comedia sin igual.

Plauto (c. 254-184 a.C.), según la leyenda se trasladó a Roma cuando era joven, y allí hizo fortuna trabajando entre bastidores, aunque la perdió en diversos negocios, y comenzó a escribir comedias mientras se ganaba la vida como molinero. Se le atribuyen más de cien comedias, de las cuales sólo se conservan veinte completas y una muy fragmentaria, Vidularia. Escribió la mayor parte de su obra en los últimos veinte años de su vida. Las comedias que hoy conocemos son obras con vestuario, personajes, tramas y escenarios inspirados en las comedias originales de Menandro, Filemón, Dífilo y otros autores de la nueva comedia griega. Plauto introdujo en ellas numerosas alusiones locales, además de elementos nuevos, como la canción y la danza (los diálogos ocupaban aproximadamente una tercera parte de la obra), y con su enorme sentido del humor y su dominio del latín vulgar, produjo farsas menos pulidas pero más divertidas que las obras de la nueva comedia griega. De tema generalmente amoroso, la trama se complicaba con engaños o confusiones de identidad, y los personajes respondían a arquetipos heredados de las comedias griegas, como parásitos y soldados fanfarrones. Sin embargo, las comedias de Plauto denotan variedad y originalidad en el tratamiento de los temas y los personajes, y abarcan desde la parodia mitológica (Anfitrión) hasta el romance (La cuerda), y desde la burla (Casina) y la farsa (Los menecmos) a la comedia refinada (Los prisioneros y Trinummus), o las famosas Miles Gloriosus (El soldado fanfarrón) y Asinaria (La venta de los asnos).

Quero sitúa al espectador en el día previo de la inauguración del Teatro Romano de Mérida, entre los años 16 y 15 a.C., con un Plauto que sigue vivo -murió 169 años antes- y que debe estrenar «La Comedia de la cestita» para tan magnífico evento.

La obra dibuja una historia de amor, de voluntades enfrentadas e intereses nada claros, algunos para quedar bien ante la sociedad y otros próximos a la usura y a la reivindicación.

Este «totum revolutum», muy coral, cargado de música, bailes y mucho movimiento escénico por parte de los personajes, lo constituyen un elenco de actrices y actores que han sabido empaparse de lo que escribió Plauto y lo que quería Pepe Quero para construir este espectáculo.

Mariola Fuentes, Alex O’Dogherty, María Esteve, Jimmy Barnatán, Itziar Castro, Falín Galán, Rosa Meras y Juanfra Juárez sostienen esta obra, muy versátil para todos ellos, y que el público ha sabrá reconocer con risas.

Cuando una comedia logra este objetivo, el de hacer reír, los aplausos, siempre bien recibidos, son solo un complemento. Quero, conocedor del terreno, ha sido valiente para añadir varios folios al corto texto de Plauto de esta comedia.

Agilidad escénica, saltos de personajes y la coralidad son los apuntes dados por el director granadino, que imprime su amplia experiencia en el teatro de clown.

Un reto que consolida con el vaivén imprimido al espectáculo, aunque bien es cierto que en algunos momentos se diluye con escenas de humor demasiada cotidianas.

Itziar Castro sabe ganarse al público. Es de esas actrices que tienen magia, imán de atracción y en su papel de «Gimnasia», una joven quinceañera amiga de Selenia (María Esteve), sabe darle al público lo que quiere: complicidad para sonreír.

Falín Galán y Juanfra Juárez, en sus papeles de esclavo y Alcesimarco (enamorado de Selenia), respectivamente, demuestran que son auténticas referencias para entender qué es un payaso y cuál es la filosofía y el motivo para que esta profesión perdure.

Mariola Fuentes, por primera vez en este festival, interpreta a Lena, una panadera que es «la capo» de la entones Emérita Augusta, y a Fanostrata, un señora de alta alcurnia que intenta «arreglar una desaguisado juvenil». A María Esteve, en su papel de Selenia, se la ve disfrutar, gozar con la interpretación, como una niña con zapatos nuevos.

Quero ha introducido en la obra a dos personajes, al propio Plauto, interpretado por un Alex O’Dogherty, que se pone en el papel de dirigir y conducir la obra, y a Auxilio, un músico y actor, y que mejor que Jimmy Barnatán.

No faltan los guiños a la difícil situación laboral y hasta salarial de las artes escénicas, ni a la necesidad de la reivindicación para un sector que, dadas las circunstancias derivadas de la crisis sanitaria, tiene en espacios que le abren sus puertas como Marbella Arena, un ejemplo de que la cultura es necesaria, incluida la risa.

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